Durante la II República (1931-1936) fue presidente de la Comisión de Estudios Pedagógicos y de la Asociación Nacional del Magisterio. El editor Luis Sánchez Sarto lo convocó para colaborar en la redacción del Diccionario de
Marcela Lucci
Enciclopedia aragonesa:
(Atea, Z., 1-V-1901 - Valderrobres, T., 8-IV-1988). El más importante pedagogo aragonés tras la muerte de Joaquín Costa, realiza en su lugar natal sus estudios primarios, que continúa con un hermano maestro en Sena de Sijena (H.) y Villamayor del Gállego (Z.). En 1915 ingresa en la Escuela Normal de Zaragoza, si bien por escasez de recursos económicos realiza los estudios de la carrera como alumno libre, a la vez que trabaja en la librería Gómez Pastor, en Coso, 87. En 1919 toma el grado superior de primera enseñanza en el colegio de San Felipe, y hasta 1925, en que gana las oposiciones, ejerce diversos trabajos: auxiliar técnico en la editorial Ruiz Hermanos de Madrid (1920), maestro de párvulos del colegio Santo Ángel de la Guarda de la misma ciudad (1921-24).
Desde 1925 es maestro nacional de Paniza (Z.), cuya escuela hoy lleva su nombre, y desde 1931 del grupo escolar «Pilar de Zaragoza» de Madrid, por nueva oposición libre. En 1933 gana la plaza de director del Grupo «Tirso de Molina» de la capital de España, y en 1935 el cargo de inspector de primera enseñanza, que ejercerá en Teruel, donde también dirige una academia para el ingreso en el Magisterio. Ya desde 1928, en que recibe el Premio Nacional de Literatura por su antología de textos Letras Españolas, destacan sus actividades publicísticas. Entre 1932 y 1936 es sucesivamente secretario general, presidente de la Comisión de Estudios Pedagógicos y presidente de la Asociación Nacional del Magisterio, de cuyo trisemanario El Magisterio fue siete años colaborador permanente y tres años director.
Militante del Partido Radical-Socialista y luego de Unión Republicana sindicado en U.G.T., es sin embargo invitado a ocupar, profesionalmente, el cargo de secretario general de Instrucción Pública durante la guerra civil, en 1938, siendo ministro el anarquista Blanco. Al finalizar la guerra, se exilia a México, donde alcanzará los máximos honores y distinciones y realiza una labor gigantesca en sus numerosas publicaciones, viajes, clases y conferencias. México, que se honra con su presencia, es su segunda patria, si bien Santiago Hernández regresa a España desde fines de los 60 y pasa largas temporadas en Valderrobres (T.), villa natal de su esposa. En 1939 es profesor del colegio Luis Vives de México y, siempre en dicha ciudad, en 1940 director de Enseñanza Primaria de la academia Ruiz de Alarcón; en 1941 subdirector general y director de Primaria del famoso colegio Madrid; en 1947 supervisor de Educación Normal y miembro del Consejo Técnico de la recién fundada Dirección General de Enseñanza Normal, con desempeño de la cátedra de Historia de la Educación en la Escuela Nacional de Maestros.
Entre 1957 y 1967 trabaja como experto itinerante del «Proyecto Principal n.° 1» de la Unesco para la extensión de la enseñanza primaria en América Latina, con predominio del trabajo de campo en escuelas unitarias, ante grupos de inspectores. Son años de experiencias muy intensas, con repetidos viajes a la práctica totalidad de los países de América del Centro y del Sur. Numerosas escuelas -como las de Dulce Nombre en Nicaragua o San Pablo del Lago en Ecuador y otras muchas se organizan según sus enseñanzas prácticas. En Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador colabora en proyectos destinados a elevar la escolaridad en las áreas rurales, en la formación y perfeccionamiento de profesores e inspectores escolares. También lleva a cabo importantes trabajos en Panamá, Colombia, Venezuela, Perú (donde le acompaña el también aragonés Amando Sacristán), Chile, Argentina (profesando en Buenos Aires en la cátedra de Juan Mantovani), Brasil, etc.
De nuevo en México, donde sigue extraordinariamente activo, ocupa desde 1967 las cátedras de Didáctica Superior y Técnica de la Dirección y Supervisión de Escuelas (licenciatura), Metodología de la Enseñanza Superior (Maestría) y Formación y Desarrollo de Planes y Programas de Enseñanza (Doctorado) en la Universidad Nacional Autónoma. En 1981, se retiró de las tareas docentes y siguió publicando artículos y libros y redactando sus memorias, que se han publicado recientemente.
En 1980, el rey le otorgó la Cruz de Alfonso X el Sabio, siendo nombrado en 1984 hijo adoptivo de la ciudad de Zaragoza.
Hombre jovial, comunicativo, sencillo, disfrutó de cientos de amigos y un gran prestigio entre sus compañeros allá donde estuvo, desde la Zaragoza de los años 20, con Casas, Arnal Cavero, Fatás, etc., hasta el exilio mexicano, donde se reencuentra con Jarnés, Arana, Andújar, etc.
Obra: Sus libros gozan de merecida fama universal en el mundo de habla española y portuguesa, bien sean sencillos libros de lectura, bien profundos estudios de didáctica y organización escolar. Destaquemos en España, los libros escolares de lectura Un año de mi vida; Curiosidades; Mis amigos y yo y Letras españolas; en esos años colabora en La Educación y El Magisterio de Aragón, de Zaragoza; Disciplina Escolar, El Maestro y Avante de Barcelona, y Cooperativas escolares y El Magisterio Nacional ya citado, en Madrid.
En México: libros para niños, de Lectura (1.° a 6.° años), Geografía e Historia de la Nación, el Continente y el Mundo; Aritmética de 3.° a 6.°, de gran aceptación; Revistas pedagógicas: La Escuela Mexicana, con el inspector español Orencio Muñoz, y Mensaje. Obras científicas: Ciencia de la Educación (con el inspector aragonés Domingo Tirado Benedí) y Metodología de Aritmética en la enseñanza primaria, en editorial Atlante. Psicopedagogía del Interés; Pedagogía Natural; Metodología general y Organización Escolar, en la editorial Uteha, las dos últimas quizá sus obras más conocidas y estudiadas en España, se realizaron bajo su dirección, con introducción, síntesis final y varios capítulos propios, por un equipo de treinta profesores españoles e hispanoamericanos. En otras editoriales: Fesa, dirección de la serie «Ensayos Pedagógicos» con más de cuarenta títulos, de los que catorce son suyos; Porrúa, Teoría General de la Educación y la Enseñanza; Ministerio de Educación, La Escuela y el medio; Rex, Biografía de Miguel Servet; Unesco, La escuela unitaria; Yangües, La legislación de Primera Enseñanza de la República; Fernández, Disciplina escolar, Antología pedagógica de Platón, Antología pedagógica de Aristóteles, Antología pedagógica de Quintiliano, La escuela completa de maestro único; Hernández, Manual de didáctica general; Escuela española, Fracasos escolares, y numerosos ensayos sobre formación de maestros, deserción escolar, escuelas rurales, las desventajas del sistema de exámenes, etc. También publicó El correr de los siglos. Una historia total del hombre (dos tomos).
Bibliografía: Una pequeña biografía suya en Covarrubias, A.: Proyección de la pasión de enseñar; Santiago de Chile, 1975. El Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Zaragoza ha publicado en 1997 sus memorias, siendo Víctor Manuel Juan Borroy el encargado de la introducción y edición científica: Una vida española del siglo XX. Memorias (1901-1988).
En la calle Santiago Hernández Ruiz no sólo se respira historia, también música. Son varios los motivos. Uno de ellos es que allí se encuentra la casa natal de Elvira de Hidalgo, gran soprano maestra de María Callas. Otro, es que antiguamente la calle fue el lugar en el que los jóvenes de la localidad rondaban. Antolino y Luis, hoy con unos años más, siguen teniendo las mismas ganas de cantar y bailar. Gracias a su empeño se recuperó la letra del Bolero de Valderrobres.