Las administraciones, por todos es sabido, suelen ser muy lentas a la hora de resolver según qué asuntos. No obstante, a veces sorprende la efectividad y rapidez con la que actúan en determinadas ocasiones.
Como lo que ocurre en una zona, de cuyo nombre no quiero acordarme, y en la que una empresa está planteando construir una presa hidroeléctrica de 180 metros de altura. Cuando el embalse esté lleno, inundará una extensión de 2.000 hectáreas, varias tierras de cultivo, bosques y algún cortijo. También inundará un castillo de estilo mudéjar, declarado Bien de Interés Cultural, pero está ya todo previsto: lo desmontarán y se lo llevarán 180 metros más arriba. De igual modo la localidad de Villaboñudos del Río no se verá afectada porque su entorno está declarado como zona ZEPA. El proyecto inicial recogía una presa 12 metros más alta, que hubiese inundado la localidad, pero finalmente el informe de impacto ambiental fue desfavorable al existir esa zona de protección de aves. Lo cierto es que la mitad de sus habitantes están muy ilusionados con el nuevo puerto de agua dulce que les prometió el ministro y que está recogido en el Plan de Revitalización que se aplicará en la zona. Sin embargo, a solo 2 kilómetros,, no correrá la misma suerte la pequeña pedanía de Villaboñudos de la Ribera, de 11 habitantes y que cuenta con una extraordinaria ermita del siglo XII. Este núcleo urbano no cuenta con ninguna figura de protección y «con gran dolor del gobernador» serán derribadas ermita y viviendas.
Pero lo importante de todo ello es que la presa generará 900 megavatios de electricidad sin emitir ni un solo gramo de dióxido de carbono -energía verde-. Además, gracias a sus 417 hectómetros cúbicos de capacidad, podrá usarse esa agua en algún sitio y su construcción generará muchos puestos de trabajo. En este caso la administración lo ha hecho fabulosamente bien. El proyecto fue declarado de interés nacional y en tan solo unos meses se aprobó.
Sin embargo aquí seguimos sin noticias de los daños por la borrasca Gloria. Estamos en mayo, han pasado 15 meses desde que se hundiesen pabellones, granjas, almacenes, calles y olivos y hasta aquí aún no ha llegado ni un euro.
Lo han adelantado todo los ayuntamientos y las empresas afectadas. Los afectados confían en la palabra de la Ministra, del Presidente del Gobierno y del ejecutivo autonómico que dieron su palabra de que llegaría esa ayuda. Mientras tanto muchos afectados han tirado la toalla por el enjambre de trámites burocráticos que han tenido que hacer. ¡Qué diferencia con la celeridad que encontraron los del embalse anteriormente citado! No se les dejó ni sentarse a hablar entre ellos y consensuar cómo, dónde o si les interesaba. Pero la decisión ya está tomada y no hay vuelta atrás.
Pero de eso ya empezaremos a hablar el miércoles, que hoy el país entero estará pendiente del show de las elecciones en Madrid, especialmente del resultado que cosechen las listas encabezadas por dos candidatos a los que llamaremos «el Bukanero» y «Pilar Primo de Rivera».